sábado, 6 de octubre de 2012

Recapitulaciones generales

          Para concluir nuestra reflexión en torno al sentimiento antihaitianista presente en los textos de Peña Batlle resulta de suma importancia recordar, tal y como se ha planteado a lo largo del trabajo, que sus sentimientos antihaitianistas no son y ni pueden ser vistos en un ámbito cerrado. Lo reiteramos de nuevo: el asunto no es calificar Peña Batlle de antihaitianista sin más, sino entender su concepción antihaitianista no sólo firma parte de su empeño en la construcción del nacionalismo dominicano, sino que además constituía una exigencia de la dictadura de Trujillo. En efecto, el régimen totalitario trujillista necesitaba identificar un enemigo con el propósito de definir la identidad dominicana, y sirviéndose de este enemigo y en referencia a él, legitimar su dictadura y mantenerse en el poder. Para lograr tales propósitos, el aporte de Peña Batlle fue sumamente valioso. Dicho aporte podemos resumirlo en los siguientes tópicos:

  • Poner de relieve la superioridad de la sociedad dominicana por su raíz hispánica frente a la sociedad haitiana que es puramente africana.
  • Definir la sociedad dominicana como descendiente español, y por ende católica; en contraposición a la sociedad haitiana, descendiente de África y practicante del vodú.
  • Menospreciar la cultura haitiana catalogándola como netamente africana. • Definir al haitiano como un mal alimentado y peor vestido.
  • Considerar el Estado Haitiano como un estado sin antecedentes históricos.
  • Ver al haitiano como un elemento lleno de vicios capitales y tarado por enfermedades y deficiencias fisiológicas endémicas.
  • Desvalorizar los esfuerzos realizados por los esclavos de Saint-Domingue para salir del yugo de la esclavitud.
  •  Destacar que el haitiano no representaba ningún incentivo económico, pues como dice Lil Despradel, “…lo que este ganaba iba a gastarlo en Haití o en las bodegas de los ingenios, propiedad de los Estados Unidos, dentro de los cuales se había establecido un circuito económico cerrado.”
  • Tratar la condición de vida haitiana como animal. A propósito Lil Despradel repite las propias palabras de Peña Batlle: “…la masa de la población haitiana yace, no sólo en la más absoluta ignorancia y miseria material y moral, sino en gran parte en plena animalidad.”
  • Plantear que la población haitiana representa una eventual contaminación para la sociedad dominicana. 


            Basándonos en esos aportes hechos a la dictadura trujillista y en todo lo planteado a lo largo de esta reflexión, no cabe duda de que Peña Batlle era antihaitianista. Dicha concepción se refleja a través de sus escritos y sigue estando vigente en la actual sociedad dominicana.

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