sábado, 6 de octubre de 2012

1.2. Notas biográficas de Peña Batlle

            Oriundo de Santo Domingo de Guzmán, Manuel Arturo Peña Batlle vio la luz del día el 26 de febrero del año 1902 en la villa de San Carlos. Es el primogénito de la unión conyugal entre Buenaventura Peña Cifré, abogado y terrateniente, y de Juana Batlle. Peña Batlle realizó todos sus estudios en su ciudad natal. Recibió la licenciatura en Derecho el día 20 de abril de 1923 en la Universidad de Santo Domingo. Un año antes de recibir su licenciatura Peña Batlle publicaba sus primeros artículos tintados de un marcado carácter nacionalista contra la ocupación norteamericana. Así comenzó a destacarse como una de las principales figuras juveniles del movimiento nacionalista que desde 1920 surgió y se desarrolló en Santo Domingo contra la ocupación militar estadounidense. En 1925 fue encarcelado por haber pronunciado una dura crítica contra la política de Horacio Vásquez que era presidente en aquel entonces. Ante ese encarcelamiento el partido nacionalista protestó vivamente respaldando a Peña Batlle. Más tarde emigró a Europa, concretamente a Francia y a España, y después de una larga estadía allí regresó al país.

             En 1928 realizó su primer viaje hacia Puerto Príncipe, capital de la República de Haití, después de haber sido designado por el presidente Horacio Vásquez para presidir la Comisión de Delimitación de la Frontera Dominicana con Haití, cargo al que renunciará dos años más tarde tras el derrocamiento del gobierno de Vásquez, el 23 de febrero de 1930. En agosto del mismo año Rafael Leonidas Trujillo accedió al poder, recibiendo apoyo de algunos miembros del partido nacionalista y, en particular de Peña Batlle. En 1932 Peña Batlle inició un año de silencio y terminó vinculándose como abogado a las empresas de la familia Vicini, oficio que heredaba de su padre. Un año más tarde Trujillo consolidó su poder auto-proclamándose el Generalísimo, dando origen de esta manera al culto a la personalidad del dictador.

            Peña Batlle se resistía a ser parte del Partido Dominicano. Y por tal motivo fue “considerado como desafecto y se mantiene en el ostracismo.” Después de haber subido al poder, Trujillo pone de nuevo sobre el tapete el tema de la Delimitación de la Frontera con Haití. Y encontró en Peña Batlle la persona ideal a quien pondrá a la cabeza de la Comisión que se ocupará de darle seguimiento. Sin embargo, en 1935 el mismo Trujillo lo destituye y nombra en su lugar a Moisés García, Manuel Gautier y Casimiro Nemesio de Moya. La destitución de Peña Batlle como cabeza de dicha Comisión tuvo que ver en cierta media con su resistencia a ser parte integrante del Partido Dominicano. Durante el mismo año de su destitución, es decir, en 1935, se desató una represión contra todos aquellos que se resistían a inscribirse en el partido, y todos los desafectos fueron expulsados de la nómina del Estado. Para evitar ser víctima de la ira de Trujillo, nos afirma Manuel Núñez, Peña Batlle pronunció un discurso de desagravio a Trujillo, y el 25 de marzo de ese año el cotidiano Listín Diario informó que Peña Batlle se había integrado al Partido Dominicano. A partir de este momento comenzó el maridaje entre Trujillo-Peña Batlle.

            Su unión y defensa de la dictadura de Trujillo le valió ser nominado por el mismo dictador en 1942 como diputado y más tarde Presidente de la Cámara de Diputados. Además de diputado, Peña Batlle desempeñó varios cargos durante la dictadura del Generalísimo, entre los cuales podemos mencionar: Secretario de Interior y Policía (1943), Embajador extraordinario en Haití (1946), Embajador en Puerto Príncipe (1947), etc. El 15 de abril de 1954, (debilitado) devastado por la hipertensión, Peña Batlle fallece con apenas 52 años. Sus funerales fueron celebrados en la Iglesia de San Carlos Borromeo. El mismo Generalísimo Trujillo asistió a estos funerales junto a la instancia mayor de Gobierno que el fenecido defendía. La inhumación se hizo en el Cementerio de la antigua calle Tiradentes, llamada hoy Av. Máximo Gómez.
         
            Peña Batlle no fue únicamente un defensor de la dictadura de Trujillo, ante todo era un eminente intelectual. Nos dejó varios escritos caracterizados por un fuerte y acre sentimiento nacionalista. A través de sus escritos quiso defender la raíz hispánica de la República Dominicana contra toda influencia externa y más particularmente de la influencia del vecino país. De esos escritos podemos mencionar: El Descubrimiento de América y sus Vinculaciones con la Política Internacional de la Época (1931); Enriquillo o el Germen de la Teoría Moderna del Derecho de Gentes (1937); Las Devastaciones de 1605 y 1606 (1938); Historia de la cuestión Fronteriza Dominico-Haitiana (1946); La Rebelión de Bahoruco (1948); La Isla de la Tortuga (1952) y Orígenes del Estado Haitiano (1954), libro que no llegó a terminar, siendo publicado después de su muerte.

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